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Sexo y gramática (Juan José Millás)



En la mesa de al lado a aquella en la que me tomo el gin tonic de media tarde, un chico le pregunta a su padre por qué los nombres de los días y de los meses se escriben con minúscula tratándose de nombres propios. El chico es pelirrojo y el padre también. Los dos tienen un hoyuelo en la barbilla. Parecen gemelos que hubieran crecido a distinto ritmo, como si cada vez que el menor cumplía un año, el otro cumpliera siete u ocho. Impresiona observarlos, como contemplar dos habitaciones idénticas, con los mismos muebles, los mismos libros, las mismas personas, pero una de ellas envejecida y la otra no. Conozco al padre y al hijo y ellos me conocen a mí, pues coincidimos con frecuencia en la cafetería a media tarde.

- No tengo ni idea -contesta el padre pelirrojo y con un hoyuelo en la barbilla al hijo pelirrojo etcétera.

Al poco, como me temía, el padre se vuelve a mí.

- Este señor es escritor, quizá lo sepa.

Lo sé porque de pequeño me hice esa pregunta miles de veces sin atreverme a consultarla. Con las preguntas gramaticales sucedía lo mismo que con las relacionadas con el sexo: que daba vergüenza tenerlas. Resolví el asunto por mí mismo, a base de darle vueltas por la noche, en la cama, que es el lugar de las fantasías sexuales. Deduje que los nombres de la semana y de los meses se escribían con minúscula porque cada lunes y cada enero eran distintos al lunes y al enero anterior. Sus nombres, en fin, no se refieren siempre al mismo día y al mismo mes. Así se lo expliqué al chico pelirrojo, con un hoyuelo en la barbilla.

- Mi padre y yo nos llamamos Raúl los dos y sin embargo en ambos casos se escriben con mayúscula.

Como no tenía muchas ganas de hablar, le dije que llevaba razón, que, según esa teoría, también Raúl tendría que escribirse con minúscula.

- En la gramática -añadí con gesto de impotencia- hay tantas excepciones como normas.

Tras esta breve salida al exterior, regresé a mi gin tonic pensando si todos los lunes no serían el mismo lunes y todos los eneros el mismo enero. También, si todos los raúles, o todos los juanjos, no serían el mismo Raúl y el mismo Juanjo.

(La Opinión de Málaga)

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