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Escritores fracasados... ¿y lectores fracasados?

Impostores literarios (Juan José Millás)
Resulta curioso que se hable de escritores fracasados y no de lectores fracasados. Los riesgos en ambas actividades son enormes. También la decepción que provoca no superarlos. La diferencia es que a un escritor fracasado siempre le queda el recurso del malditismo, que es un fracaso al revés. El escritor maldito puede ciscarse en los autores entronizados acogiéndose además al juicio de la historia. En la literatura, como en la vida, todo es provisional. Esa provisionalidad proporciona esperanzas mientras uno se autodestruye con láudano, alcohol o sexo sado-maso. El escritor fracasado siempre tiene alguna salida, por estrecha que sea. A lo mejor no ha sido capaz de escribir Ana Karenina, pero quién le dice que ese cuento que publicó hace años en una revista municipal (y espesa) no sea rescatado por las generaciones venideras. El relato de la Torre de Babel, que apenas ocupa 15 líneas en el océano literario de la Biblia, continúa cosechando éxitos en la actualidad.

¿Pero qué pasa con el lector fracasado? ¿Qué ocurre con el lector que no ha sido capaz de leerse el Quijote, el Ulises, Guerra y Paz o 2666? De esta gente se ocupan poco o nada los ensayos literarios, los suplementos de cultura de los periódicos, los espacios de libros de la tele. No sabemos tampoco de ningún programa de radio que haya invitado a un lector fracasado para que hablara al público de sus frustraciones lectoras.

–En efecto, no pude con Crimen y Castigo ni con Madame Bovary, ni con la Eneida.

–¿Y con la Iliada?

–Tampoco, con la Iliada.

–¿Pues qué es lo que lee usted?

Me gusta mucho la serie sobre Ripley, de Patricia Highsmith.

Sería fantástico escuchar en la radio o en la tele un diálogo de esta naturaleza. Lo que ocurre es que el lector malogrado oculta su fracaso. Dice con toda la cara que ha leído el Ulises sin que haya forma de negárselo. Quiero decir que si tú no escribes El Proceso se entera todo el mundo. Pero si no has sido capaz de leerlo sólo lo sabes tú. De modo que el lector fracasado es, por lo general, un impostor.
Y tú, ¿qué opinas? ¿Existen los lectores fracasados? ¿Qué libros se te han resistido y no has podido acabar de leerlos?

2 comentarios:

  1. Pienso que con que una obra se convierta en especial para una sóla persona, ha merecido la pena escribirla, es mi forma de pensar, nadie puede tener el atino de gustar a todo el mundo, siempre habrá a quien le apasionen libros que, en cambio a otros pueden parecerle pesados o que incluso se hayan dejado de leerlos.

    Respecto a tu pregunta, no se si exactamente se puede denominar "lectores fracasados" a quienes no han leído una obra, pues no se han dado la oportunidad de descubrir el maravilloso mundo de la lectura. De igual modo, tampoco creo que sea justo denominar a un escritor fracasado, quienes usan esta denominación, pienso que son quienes no leen, quienes no se han dado la oportunidad de vivir mil aventuras, de convertirte en un caballero hidalgo, en llorar de tristeza o de alegría con un libro...
    Es triste la verdad, pero en nuestra mano, y vosotros sois un gran proyecto, está el cambiarlo todo.
    Que no existan escritores fracasados, sino simplemente poetas y ensayistas dedicados a un grupo de lectores más reducido.
    Ni lectores fracasados, tan sólo aquellos que no se han atrevido a abrir ese libro que tanto han deseado otros, que no se han dado esa oportunidad...

    Un abrazo grandote!

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  2. Gracias, Clara, por tus palabras sobre este proyecto y por tu reflexión. Hay un libro para cada lector o lectora, y está en nuestras manos descubrirlo. Un saludo

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