Concha Alós (1926-2011). Escritora del realismo social

(Sergi Doria - ABC de Sevilla)

Le dieron sepultura el pasado martes en el cementerio de Montjuïc, frente al mar. Le acompañaban pocos pero buenos amigos: la cantante María del Mar Bonet y el fotógrafo Tony Catany. Los círculos literarios la habían olvidado y ella, víctima del Alzheimer, había olvidado todo, hasta sus rompedoras novelas de los años sesenta.

María Concepción Alós Domingo (València, 1926) pasó su infancia en Castellò de la Plana y fue una niña de la guerra. Con diez años huyó con su familia a Lorca y, al retornar, contempló su casa reducida a escombros: la experiencia marcó su visión de la realidad española, desde la óptica de los vencidos. Tenía diecisiete años cuando se casó con el periodista Eliseo Feijóo. La dirección de Feijóo en el diario "Baleares", de la prensa del Movimiento, la llevó a vivir a Palma de Mallorca donde estudiará Magisterio y ejercerá de maestra en 1953. Entre las rotativas, un tipógrafo veinteañero, Baltasar Porcel, comparte con ella inquietudes literarias.

El nombre de Concha Alós comenzó a sonar con "El agosto" (finalista del premio Sésamo), "El cerro del telégrafo" (galardonado en 1957 por la revista "Lealtad"), hasta quedar finalista del premio Ciudad de Palma con "Cuando la luna cambia de color", novela que no llegó a ver la luz. Su relación sentimental con Porcel provocará cierto escándalo en la época: ella es once años mayor que el autor de Antratx, a quien ayuda a abrirse camino en el mundo editorial y traduce sus obras al castellano. Separada de su marido en 1959 e instalada en Barcelona, Alós irrumpe en el panorama literario español con "Los enanos" (1962), su novela más conocida: un relato coral de la miserable vida de un conjunto de personas realquiladas en un piso de la Barcelona de la posguerra. Perteneciente a la generación de Carmen Kurtz, Ana María Matute, Elena Soriano o Dolores Medio, Alós se inscribe radicalmente en un realismo social que califica de "testimonial, poético y desgarrado": la prostitución, el aborto o la homosexualidad serán temas recurrentes en su obra. Con "Los cien pájaros" estuvo a punto de ganar el Planeta, pero el director literario de Plaza & Janés, Tomás Salvador, impugnó el resultado porque la obra ya estaba contratada. El Planeta llegará en 1964 con "Las hogueras". A partir de entonces, novelas como "El caballo rojo", inspirada en sus vivencias de la guerra civil, sufrirán algún encontronazo con la censura. Sus últimas entregas editoriales, como "Argeo ha muerto, supongo" (1982) y "El asesino de los sueños" (1986) marcarán el declive de esta autora más recordada por los lectores que por la crítica.