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Pasos (Jerzy Kosinski). La narrativa total

(Lucas Martín - La Opinión de Málaga)
Debolsillo recupera la obra maestra y fragmentaria del autor de "Desde el jardín". Una novela de novelas múltiples, geniales y mínimas.
Pasos
Jerzy Kosinski. Traducción de Carlos Milla
Debolsillo
9,95 euros
Hace veinte años, en mayo de 1991, Jerzy Kosinski decidió meter la cabeza en una bolsa de plástico. Había mezclado uno de los cubatas de ron que tanto le gustaban con barbitúricos. Dejó una nota. Breve y lapidaria. "Me he ido a dormir por un rato mayor de lo habitual". La eternidad, dijo. De todas las fórmulas para desaparecer ésa fue la suya. Y no podía ser otra. Su idea de la renuncia proclamada sobre la idea de su literatura. Una coherencia siniestra, posible. Quiero decir, no es que Kosinski arrastrara su condena por las páginas como si fueran cuentas vencidas, que también, sino que una vez convencido de la necesidad de agotar su vida, pocos métodos resultan tan lenguaraces en el asunto Kosinski como el elegido por el propio Kosinski.

La muerte del autor habla también del autor. Y lo hace fundamentalmente de la poética de "Pasos" (Debolsillo, 2011), traducida por Carlos Milla. Hay algo en su manera de despedirse que recuerda a su escritura; el gesto preciso, musical, sin ánimo de descoyuntar al lector, convertido en narrativa pura. El misterioso, la conmoción seca que llega después de cada una de las páginas del libro. "Pasos" ganó en 1969 el National Book Award y la pregunta es cómo diablos lo hizo. Una obra maestra, dicho así, sin hipérbole, pero fragmentaria, más bien rarita, incluso para un premio no caracterizado precisamente por la ortodoxia dickensiana capaz de señalar, incluso, a Felipe Alfau, uno de los raros más raros de nuestra literatura. Kosisnki logró lo imposible en vida, hacer que un planteamiento como el suyo sedujera a audiencias millonarias, especialmente de Estados Unidos. Y lo más difícil todavía, sin que sus propios lectores pusieran caritas tipo "Finnegan's wake" frente a la mención de su título menos canónico, formalmente más libre.

"Pasos" sucede como un retablo; es una estructura hecha de estructuras mínimas, puede que conectada con abalorios, incluso, también que desconectada , sin mayor continuidad que una misma vibración y sin que eso último importe. Kosinski, como Floster Wallace, igual, pero a la inversa, está cerca de la literatura total y su libro capital resulta una máquina narrativa, desmigajada en puntos mínimos que acechan y presionan al lector con la contundencia del poema, del buen poema. Retales de historias que son historias, pequeños mundos transportables con toda la pesadez de lo visto y la ligereza de la palabra exultante, sincopada, hiriente. Personajes inadaptados, desvencijados, casi presas del sonambulismo en un universo de codificación letal, con el sexo como muerte y como abismo.

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