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Tarántula (Thierry Jonquet). Abrió los tres cerrojos... [Entrega 2]

Abrió los tres cerrojos que atrancaban por fuera la puerta de los aposentos donde vivía la que se obstinaba en hacer oídos sordos a su llamada.
Sin hacer ruido, cerró la puerta y se adentró en la salita. La estancia estaba sumida en la oscuridad; tan sólo la lámpara que había sobre el piano difundía una claridad tamizada. Al fondo de la habitación contigua, la última de los aposentos, el lívido neón del cuarto de baño arrojaba una deslumbrante mancha.

Se acercó en la penumbra al equipo de música y bajó el volumen a cero, interrumpiendo las primeras notas de la melodía que seguía en el disco a The Man I Love.

Dominó su cólera para formular un comentario acerbo —aunque expresado en un tono neutro y exento de reproches— sobre el tiempo razonable que se puede tardar en maquillarse y elegir el vestido y las joyas apropiadas para el tipo de velada a la que Ève y él estaban invitados.

A continuación entró en el cuarto de baño y, al ver a la joven tranquilamente sumergida en una densa espuma azulada, reprimió un reniego. Exhaló un suspiro. Su mirada se cruzó con la de Ève; el desafío que intuyó en sus ojos le suscitó una carcajada de sarcasmo. Meneó la cabeza antes de salir, casi divertido por esas niñerías.


Una vez en el salón, en la planta baja, se sirvió un whisky del bar instalado junto a la chimenea y se lo bebió de un trago. El alcohol le quemó el estómago y su rostro se contrajo en una mueca involuntaria. Se dirigió entonces hacia el interfono que comunicaba con los aposentos de Ève, pulsó la tecla y carraspeó antes de gritar, con la boca pegada a la rejilla de plástico:

—¡Haz el favor de darte prisa, zorra!

Ève dio un brusco respingo cuando los dos altavoces de trescientos vatios empotrados en las paredes de la salita reprodujeron a todo volumen el berrido de Richard.

Un estremecimiento le recorrió el cuerpo mientras salía sin prisa de la inmensa bañera circular y se ponía un albornoz; luego se sentó ante el tocador y comenzó a maquillarse manejando el lápiz de ojos con rapidez y soltura.

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