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Carla Guelfenbein revive la dictadura chilena en 'Nadar desnudas'

(Europa Press)



"¿Por qué personas perfectamente razonables y de buenas intenciones transgreden el límite de la lealtad y de sus más férreas creencias? ¿Cuál es la fuerza gravitacional de la pasión en la vida de los seres humanos que nos hace transgredirnos a nosotros mismos y a quienes más queremos?".

La escritora chilena Carla Guelfenbein se hace estas preguntas en su nueva novela, 'Nadar desnudas' (Alfaguara), un relato que funciona como un espejo entre las relaciones íntimas y lo que ocurrió en Chile en 1973, el golpe de Estado que supuso uno de los momentos más duros para el país andino y que sirve como presente de esta historia.

'Nadar desnudas' cuenta la historia de un triángulo amoroso. Sophie nunca se ha sentido tan protegida y feliz como en su amistad con Morgana. Estas jóvenes, a quienes el destino reúne en el convulsionado Chile de principios de los setenta, descubren que es mucho lo que comparten, pero que sobre todo las une su sensibilidad por el arte y la poesía.

Juntas forman un núcleo con códigos propios, que sienten indestructibles. También están profundamente vinculadas por un mismo amor, Diego, el padre de Sophie. Sin embargo, la pasión fulminante entre Morgana y éste traspasará la frontera de lo prohibido, quebrando el único ámbito de estabilidad de su hija.

Los temas que aborda esta novela son la "traición" y la "memoria", que "corren a dos bandas", según ha explicado la autora en declaraciones a Europa Press. "La traición de Morgana y de Diego hacie Sophie al enamorarse, al vivir esta pasión sin medir las consecuencias y, por otro lado, la gran traición que llevó a Chile a una dictadura feroz y que costó tantas vidas".

Guelfenbein ha abordado la experiencia del exilio en la novela 'La mujer de mi vida', pero nunca antes había tocado los años de Allende. "Aquella época marcó mi generación y a la que me antecede de una forma muy profunda. A lo largo de estos años, todos nos hemos enfrentado a la memoria de esos tiempos".

Según cuenta la escritora chilena, como exiliada nunca llegó a pertenecer al lugar que la había acogido. "Pasaba mucho tiempo sola y mi capacidad de observación se volvió esencial para sobrevivir. Sentía nostalgia de ese mundo que me habían obligado a dejar y entonces fantaseaba, provocando que mi memoria se confundiera con ese universo que comenzaba a crear en mi mente".

Su mayor desafío siempre fue escribir acerca de una época en la que todo estaba teñido por la política "sin caer en el discurso ni en el panfleto". Por ello, 'Nadar desnudas' está narrada "desde la interioridad de los personajes, y son sus conflictos internos los que prevalecen en primer plano".

A su juicio, el daño no se ha curado: "Las heridas de una dictadura como la de Pinochet no se sanan en un par de generaciones. Hemos avanzado muchísimo, pero aún nos queda un buen trecho que recorrer".

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