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La literatura del siglo XVIII. La prosa española del siglo XVIII. Gaspar Melchor de Jovellanos


Jovellanos (1744-1811) es el personaje que mejor representa la Ilustración española. Nacido en Gijón, desarrolló desde muy joven una intensa actividad intelectual, cívica y política. En 1797 Godoy lo nombró ministro de Justicia, pero la oposición de los sectores tradicionalistas le hizo volver a Gijón, donde en 1801 fue detenido. Sufrió una durísima prisión en el castillo de Bellver de Mallorca. Quedó en libertad con la invasión napoléonica de 1808, pero no aceptó un ministerio en el gobierno del rey José I, pese a la reiterada solicitud de intelectuales amigos suyos que abrazaron la causa de los afrancesados. Jovellanos prefirió formar parte, representando a Asturias, de la Junta Central, gobierno provisional que dirigía la lucha contra los franceses.

La producción escrita de Jovellanos es bastante amplia, aunque la estrictamente literaria es realmente escasa. Compuso algunos poemas y también dos piezas teatrales: una tragedia, 'Pelayo' (1769), con la que intenta contribuir a la creación de una tragedia de temas nacionales, y 'El delincuente honrado' (1774), comedia sentimental que sigue el modelo de las 'comedias lacrimosas' francesas y en la que, mediante el uso de recursos que pretenden conmover al espectador, defiende una aplicación humanitaria de las leyes y critica con dureza el empleo de la tortura.

Donde Jovellanos descuella como escritor es en sus textos en prosa, en los que aborda los problemas más importantes del país y expone sus ideas de reforma para solventarlos. Entre estas obras didácticas merecen destacarse: - 'Memoria sobre espectáculos y diversiones públicas' (1790).

Donde propugna que las formas de entretenimiento estén incluidas en los planes ilustrados de reforma; así, critica espectáculos sangrientos como las corridas de toros, defiende la libertad en los bailes y fiestas populares y postula un tipo de teatro que se ajuste a las reglas neoclásicas.

- 'Informe sobre la ley agraria' (1794).

En el que analiza las causas del atraso de la agricultura española y propone los remedios para modernizarla.

- 'Memoria sobre educación pública' (1802).

Obra representativa de su permanente preocupación pedagógica. Para Jovellanos, la educación es la base de la prosperidad de la nación, por lo que había que promover las ciencias útiles y acabar con la rutina escolástica. Insiste en impulsar los métodos experimentales y, por ello, da mucha importancia a la realización de prácticas dentro de algunas asignaturas, defiende que la enseñanza sea impartida en castellano, y no en latín, y considera necesario que los alumnos aprendan otras lenguas modernas. Si a ello se añaden propuestas como que los alumnos realicen lecturas complementarias, que los centros cuenten con buenas bibliotecas y que los profesores sean guías y consejeros antes que meros vigilantes, puede entenderse que el polígrafo asturiano es, ciertamente, un pedagogo moderno.

(Lengua Castellana y Literatura, 2º Bachillerato, edición de Julio Rodríguez Puértolas, coordinación y revisión de Literatura de Domingo Ynduráin Muñoz, proyecto y redacción de José Antonio Martínez Jiménez, Francisco Muñoz Marquina, Miguel Ángel Sarrión Mora; ed. Akal, Madrid 2012)

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