NOTICIAS                              FORMACIÓN LITERARIA                              ARTÍCULOS                              LEER

La literatura de la primera mitad del siglo XIX. España en la primera mitad del siglo XIX



'No sabías lo que llevabas a cuestas':
Goya denuncia así la explotación a la que estaban sometidos los campesinos; 1812-1814
La situación política internacional marca decisivamente los primeros años del siglo XIX español y empieza un período de intensas turbulencias, que serán luego constantes a lo largo de toda la centuria.

Los numerosos errores diplomáticos de Godoy y las rivalidades entre Carlos IV y su hijo Fernando conducen a la invasión francesa de 1808. La llegada de los franceses, que colocan en el trono al hermano de Napoleón, el rey José I, provoca la división entre los españoles. Ilustrados como Moratín o Meléndez Valdés apoyan el nuevo régimen, en la esperanza de que traerá por fin el progreso a España. Son los llamados 'afrancesados'. Frente a ellos se alzan otros muchos españoles que, con la ayuda de Inglaterra, acaban por derrotar al bando francés. Pero la composición social e ideológica de los que se oponen al régimen impuesto por las tropas napoleónicas es muy heterogénea: hay muchos ilustrados, como Jovellanos, algunos incluso de ideas avanzadas (Quintana, por ejemplo), pero la sublevación popular antifrancesa es agitada también por los medios eclesiásticos y nobiliarios más reaccionarios, que ven peligrar sus privilegios y que tienen todavía presente con pavor la Revolución francesa. Esta situación se manifiesta con toda claridad al final de la guerra. Las Cortes de Cádiz habían aprobado la constitución de 1812, de signo inequívocamente liberal, pero el nuevo rey Fernando VII, a su llegada en 1814, hace caso omiso de la constitución y comienza un período de gobierno absolutista.

En 1820, la sublevación del general Rafael Riego abre el 'Trienio Liberal', período en el cual se intentan ciertas reformas que, aunque moderadas, asustan a los absolutistas españoles y a los gobiernos conservadores europeos. Se produce entonces una nueva invasión francesa, la de los 'Cien mil hijos de San Luis', que no encuentra ahora resistencia alguna y que restaura el poder real absoluto. Entre tanto, en la América española, tropas dirigidas por los independentistas Bolívar, Sucre o San Martín infligen sucesivas derrotas a los ejércitos realistas y consiguen la independencia de la mayoría de las naciones americanas. Tras la restauración absolutista comienza la llamada 'Década Ominosa' (1823-1833), caracterizada por una represión brutal. Muchos españoles marchan al exilio a Francia o a Inglaterra. Las tensiones ideológicas entre los que se oponían a la sociedad estamental del Antiguo Régimen y los que seguían defendiendo los viejos valores religiosos y monárquicos han quedado definitivamente cristalizadas. A la muerte de Fernando VII en 1833, esa división conduce a la guerra civil ente los absolutistas o realistas, que se muestran partidarios de que la sucesión al trono recaiga en Carlos, hermano de Fernando VII, y los liberales, que apoyan a la hija de Fernando, la futura Isabel II. La guerra entre 'carlistas' e 'isabelinos' concluye en 1839 en el norte y en 1840 en Levante. El fenómeno del carlismo, alentado por los medios eclesiásticos, tiene bastante seguimiento popular en las provincias vascongadas, Navarra y el Maestrazgo.
Mientras tanto, dada la minoría de edad de Isabel, ejerce de regente hasta 1840 su madre, María Cristina. En este período se dan los primeros pasos hacia la instauración de un régimen liberal: reconocimiento de las libertades básicas, elección de las Cortes por sufragio, etc. La medida más importante de estos años es la desamortización de los bienes eclesiásticos impulsada por el ministro Mendizábal, la cual supuso la expropiación de grandes extensiones de tierra en manos de la Iglesia, que se había opuesto al régimen liberal. Aunque la influencia de la Iglesia se mantuvo inalterada en el medio rural, se debilitó notablemente en los núcleos urbanos. Ello explica la característica oposición campo/ciudad que se aprecia en las novelas del XIX o los ragos de muchos clérigos en las obras de Galdós o en 'La Regenta' de Clarín.

Al final de la primera guerra carlista, la reina madre regente fue sustituida por el general Espartero, cuya regencia duró hasta 1843, cuando fue nombrada mayor de edad Isabel II. Comienza entonces un período de retroceso de las libertades dominado por la figura del general Narváez. En efecto, uno de los fenómenos característicos del siglo XIX español es la intervención de los militares en la vida pública. Éstos le son necesarios al sistema liberal para vencer la resistencia carlista, pero el poder que alcanzan termina por ahogar las libertades esenciales que el liberalismo proclama.

Durante esta primera mitad del siglo XIX, la situación económica sufre las consecuencias de la inestabilidad política: la guerra de la Independencia arruina buena parte de los avances ilustrados del XVIII y el tortuoso desarrollo de las reformas liberales hace que su eficacia económica sea muy limitada. Así, en el ecuador del siglo apenas se ha esbozado la construcción del ferrocarril en España, mientras que este medio esencial de transporte conoce ya un considerable auge en los países más industrializados. España sigue siendo, pues, durante estas décadas un país agrario y atrasado.

(Lengua Castellana y Literatura, 2º Bachillerato, edición de Julio Rodríguez Puértolas, coordinación y revisión de Literatura de Domingo Ynduráin Muñoz, proyecto y redacción de José Antonio Martínez Jiménez, Francisco Muñoz Marquina, Miguel Ángel Sarrión Mora; ed. Akal, Madrid 2012)

No hay comentarios:

Publicar un comentario