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'El manuscrito carmesí' (Antonio Gala) - Entrega 2

He optado por trasladar la cronología, los nombres de personas y lugares, las fechas y otras remisiones a un lenguaje más inteligible para los lectores occidentales de hoy. La traducción, por mi culpa, no es todo lo fiel que los estudiosos habrían demandado; a cambio de tal sacrificio, creo que el texto resultará más asequible a nuestros ojos y a nuestros oídos. Así y todo, a pesar de mis apasionadas investigaciones, no he obtenido una conclusión taxativa en cuanto a la veracidad del manuscrito. Ignoro si lo que cuenta Boabdil es todo cierto, o se desvía a su favor. No sé si lo escribió íntegramente él, o lo dictó a uno o a varios secretarios -lo que parece improbable por la similitud de la grafía-; ni siquiera si se trata de una obra apócrifa, aunque contemporánea suya. Sorprende en ocasiones la madurez de sus testimonios, hasta provocar la duda de si Boabdil redactó todas estas memorias en Fez, después de cumplir los treinta años, y es una ficción atribuirlas a épocas distintas; se oponen, sin embargo, a esta opinión la persistencia y la mudanza que coexisten en el transcurso de la caligrafía, así como algunas reiteraciones, y el cambio del estilo a medida que pasa el tiempo, y las incoherencias existentes entre las decisiones expresas y la realidad. En cualquier caso, del manuscrito se desprende una no pequeña aptitud para la reflexión y una mejor memoria de la que su autor afirma poseer.

Sobrepuestos al apretado cuerpo del manuscrito, se hallaron unos cuantos papeles, carmesíes también, y uno solo bajo él, como si fuesen el prólogo y el epílogo de los que constituyen las memorias en sí; memorias que me he atrevido a dividir en cuatro partes para facilitar su lectura. Hay además unos cuantos apuntes marginales, agregados evidentemente con posterioridad, que he incorporado al texto situándolos entre corchetes.

A cuantos historiadores y escritores han tratado, de cerca o de lejos, este triste y evocador asunto, comenzando por el propio Boabdil el Zogoibi, les doy fraternales gracias. Ellos lo amaron como yo lo he amado. Ojalá haya conseguido yo, igual que ellos, que mi amor sea correspondido. Al fin y al cabo, la Historia, como viene a decir el autor del manuscrito carmesí, no es más que una larga carrera de relevos: sabemos de dónde viene y por dónde transcurre, pero, en último término, no adónde se dirige, ni cuándo concluirá.

Papeles hallados al principio del manuscrito.-

Escribo en los últimos papeles carmesíes de cuantos saqué de la cancillería de la Alhambra. Quizá sea un buen motivo para no escribir más. No estoy seguro -no lo estoy ya de nada-, pero creo que hoy cumplo sesenta y cuatro años. Desde que llegué a Fez mi vida ha transcurrido como un único día largo y soñoliento. Y además nunca supe con exactitud la hora en que nací; de ahí que los astrólogos no pudiesen establecer sin errores mi horóscopo. (Para un rey, eso tal vez sea deseable). Por tanto, cuanto se ha dicho sobre mi destino trazado en las estrellas son imaginaciones. A veces he pensado que de ahí vino todo: andar a tientas nunca conduce a buenos resultados. Aunque quizá, por otra parte, la vida sea precisamente andar a tientas. En la mía, las certidumbres -y no he tenido más que dos o tres- me han llevado en general a lo peor.

He despertado temprano -ahora duermo muy poco-, y no he llamado a nadie. Amín y Amina se retiraron pronto anoche al notarme cansado. Amina había estado cantando una canción que quería ser liviana y divertida.

- ¿Dónde la has aprendido? -le pregunté.

Me contestó riendo:

- Tú me la has enseñado.

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