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Cocido en "Lalingrado", por Eduard Punset




Con una masa de aire frío que transformó a Lalín en "Lalingrado", el pregonero de la 46 edición de la Feira do Cocido, el divulgador científico Eduard Punset, preguntó al aforo: "¿Aguantáis el viento?", único inconveniente en un día que amaneció soleado.

Sonriente y con un peinado moldeado por la brisa, Punset inició su discurso: "Lalinenses. Lo he dicho bien. Ser el responsable de dar el pistoletazo de salida es un grandísimo honor. Esta es una fiesta de larga tradición y única en el mundo".

Efusivos aplausos, seguidos de un contundente: "Cuarenta y seis años es bárbaro, pero faltan muchos más".

Eduard Punset invitó entonces a su entregado público a corear con él "no paréis, no paréis, no paréis nunca" porque conviene continuar repitiendo año tras año esta formidable, dijo, tradición, en la capital del Deza, tierra donde la versión gallega de este plato logra su máxima expresión.

Fiel a su 'modus operandi', Eduard recordó un grafiti que vio en un metro de Nueva York, y que contenía la siguiente leyenda: "¿Hay vida antes de la muerte?"

Con la apreciación de que decía antes y no después, recordó que el pensamiento dogmático siempre ha invitado a pensar en lo segundo y no en lo primero, que es una "verdad tan aplastante que no deja resquicio para la duda".

Punset aprovechó para apuntar que el ser humano tiene un período de la vida que lo hace único.

El resto de seres vivos, tras su etapa reproductora, "mueren al poco", pero los hombres y mujeres poseen una etapa añadida después de esta fase, "una vida redundante en términos biológicos" de varias décadas.

"Nacer, crecer, reproducirse y vivir", esa es la hoja de ruta, cuando la de animales, hongos, plantas y bacterias concluye directamente en morir.

"¿Véis la diferencia?", espetó, y "volviendo al cocido de la cuestión" manifestó que "la vida está no solo para pasarla, sino para disfrutarla".

Con atención lo escucharon el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que aplaudió a Punset y también a los participantes en el desfile posterior; el alcalde lalinense, Xosé Crespo, quien le puso la Medalla de Honor, y tanto los nuevos como los antiguos comendadores.

Entre ellos, el presidente del Grupo Banesco, Juan Carlos Escotet, que juró hasta tres veces este nuevo cometido pero para estampar su firma utilizó un bolígrafo normal porque con el "estadullo", un útil similar pero de grandes dimensiones, la tarea era más complicada.

El especialista en gastronomía de la agencia Efe, Cristino Álvarez, o lo que es lo mismo, Caius Apicius, fue el encargado de presentar al "pregonero de absoluto lujo", Eduard Punset, del que no se puso a contar sus premios porque "nos darían las tres de la tarde". El reloj marcaba entonces la una.

De Punset comentó que refleja a la perfección el concepto de "sabio antiguo que domina todas las disciplinas" y que sabe que "sin ciencia no hay cultura", y por ello "nos la pone a nuestro alcance".

Es un "humorista científico" y "no sé qué interpretación va a hacer del cocido" pero seguro que lo bordará.

El presagio se cumplió.

(EFE, Terra Noticias)

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