NOTICIAS                              FORMACIÓN LITERARIA                              ARTÍCULOS                              LEER

'El camino de Ida' (Ricardo Piglia). "La realidad es como un tema de 'jazz'"


Ricardo Piglia, una de las voces más personales de la literatura argentina, regresa a clase en 'El camino de Ida'. Por algo fue profesor durante quince años. De ello nos habla en esta entrevista. También del trasvase entre ficción y realidad

Hasta un campus inspirado en el de la Universidad de Princeton nos transporta Ricardo Piglia (Adrogué, Buenos Aires, 1941) en su última novela, 'El camino de Ida'. Una historia donde mezcla su experiencia personal y sus diarios con la figura de Joseph Conrad, ecos de 'Martín Fierro' y la sombra de un asesino. ¿Hay quien dé más?
- Vivió quince años en Estados Unidos, dando clases, y sorprende que esa experiencia no apareciese en sus libros anteriores sino de forma muy escueta. ¿Tiene la sensación de que allí se adquiere un conocimiento sin experiencia?

- En los campus, sobre todo en Princeton, domina la idea, me parece, de que el pensamiento debe estar aislado de la realidad. Los grandes descubrimientos teóricos se hacen siendo 'muy' joven (a menudo antes de los veinte, es decir, en la adolescencia, y antes de tener alguna experiencia de la vida), ya que la concentración extrema depende de que las pasiones no interfieran en el pensamiento, y el campus pone o trata de poner entre paréntesis la vida y el deseo. Además, en Princeton, a los veinticinco o veintiséis años, los grandes matemáticos ya son 'has been', llega la nueva élite de supergenios de diecisiete y dieciocho, rápidos y arrogantes como Billy el Niño, y la universidad pone a las viejas glorias de treinta años a dar clases porque asumen que ya no inventarán nada: todos ellos saben que no se les va a ocurrir nada más, a pesar de que aún tienen toda la vida por delante, y se dedican a leer.

- No existe una tradición muy extensa de novelas de campus en español, aunque los ejemplos son numerosos en la literatura anglosajona.

- Bueno, están las de Bolaño (sobre todo '2666'), pero son otra cosa. Me acuerdo también de una que escribió José Donoso y de un par de novelas policiales muy buenas de Guillermo Martínez en Argentina. Y en España está la gran novela de Oxford de Javier Marías, 'Todas las almas', que me gusta muchísimo. De todos modos, para mí, esta no es una novela de campus en sentido estricto, aunque sucede ahí; para mí, es un relato sobre, digamos, estar fuera de lugar, ser un extraño: no un inmigrante ni un exiliado ni un viajero, sino alguien que trabaja en otro país y no tiene nostalgia de Buenos Aires ni se mezcla con argentinos y vive 'como si' fuera norteamericano (sabiendo que el 'como si' es siempre un problema o, mejor, 'el' problema actual).

- ¿Cómo fue el proceso de escritura? ¿Muy diferente al de otros libros suyos?

- Sí, fue diferente, más rápido. Lo escribí en un año, sin interrupciones. En mis anteriores novelas, entre una versión y otra, a veces pasaban años. Con 'El camino de Ida' usé muchos materiales que estaban en mis diarios, es decir, notas que fui tomando mientras vivía en Estados Unidos.

- De hecho, la historia del gato que escoge regresar a la calle tras un breve periodo en la casa del protagonista sale de su diario. ¿Cuál es el vínculo entre ficción y experiencia?

- Me parece que la novela como género, desde 'El Quijote', trabaja con la realidad 'ya narrada': las historias que circulan, que oímos, que nos cuentan, que andan por ahí, son las que las novelas convierten en ficción. A veces son voces o noticias, a veces son fragmentos de experiencias, realidad narrada sobre la que uno improvisa al escribir, como si la realidad fuera uno de esos temas a los que recurren los músicos de jazz para improvisar. La historia del gato, que es cierta, sucedió en Buenos Aires, a mi regreso a casa, y es uno de los materiales del diario que entraron en la ficción como si fueran bloques de realidad. En todas mis novelas ha pasado eso, sobre todo en las que están escritas por Renzi: en ellas los lazos entre ficción y experiencia son más directos y el material entra naturalmente, aunque sea real. No es que lo logre, pero yo busco eso: cierta inmediatez, la sensación de que la experiencia narrada está por suceder. Admiro las prosas lentas (Juan Carlos Onetti, Juan José Saer, Sergio Chejfec, Juan Benet), pero yo busco otra cosa.

- La vuelta de Ricardo Piglia.

A menudo celebrado como el poema 'nacional', y bien conocido por Ricardo Piglia (que escribió sobre él en varias ocasiones), 'Martín Fierro' se compone de dos libros autonómos: el primero, de 1878, conocido como 'la ida', y 'la vuelta', de 1789. 'La ida' narra las injusticias que fuerzan a su protagonista a vivir de espaldas a la sociedad. Aunque nunca es mencionada, parece el subtexto de la nueva novela de Ricardo Piglia, 'El camino de Ida', cuyo tema es la investigación que inicia Emilio Renzi para determinar los vínculos entre Ida Brown, la experta en Joseph Conrad que le invita a dar clases en una prestigiosa universidad de la costa este norteamericana, y Thomas Munk, un matemático que extrae de 'El agente secreto', de Conrad, la idea de que debe asesinar a científicos y académicos con el fin de obtener un mayor eco para sus ideas anticapitalistas.

- Fórmula que se agota.

La universidad innominada de la obra está inspirada, por supuesto, en la de Prineton, donde Piglia dio clases durante quince años; Thomas Munk, en Theodor Kaczynski, alias Unabomber, el matemático y filósofo que envió dieciséis cartas bomba entre 1978 y 1995, mató a tres personas e hirió a otras veintitrés. Al igual que Unabomber, Munk lee 'El agente secreto' y decide "completar políticamente ciertas tramas no resueltas"; como Martín Fierro, busca en la soledad del campo un modo de vida más justo.

Ricardo Piglia ha creado en las últimas décadas (más específicamente desde 'Respiración artificial', 1980) una de las voces más reconocibles de la literatura argentina, caracterizada por el estilo breve de las frases, el carácter apodíctico de muchas de las afirmaciones de los personajes, la recuperación de las técnicas de la novela policiaca para la gran literatura, la lectura de la tradición. Todas esas características estaban presentes en su último título, 'Blanco nocturno', que era fiel al estilo de su autor pero también señalaba un cierto agotamiento de la fórmula.

'El camino de Ida', por el contrario, integra los elementos que aún no se han agotado en el estilo de Piglia y les da una nueva dirección. Aquí aparecen las citas como "señales de tránsito" que puntúan y orientan la trama, la relectura de la tradición literaria argentina (especialmente del aporte a ella de escritores procedentes de otras tradiciones), la aproximación sesgada a los asuntos políticos de la época (la pregunta acerca de qué es un terrorista y la discusión sobre el pasado argentino reciente), la concepción de la realidad como texto a "descifrar", etcétera.

- Cementerio de autores.

A todo ello Piglia suma aquí el extrañamiento de la extranjería, la experiencia amorosa y el registro de toda una zona de experiencia (su vida como profesor) que había matenido al margen de su ficción.

"Bienvenido al cementerio donde vienen a morir los escritores", le dice Ida a Renzi en las primeras páginas de este libro, pero 'El camino de Ida' no es ningún cementerio; por el contrario, supone el regreso de Piglia a la primera escena de los escritores en español y la demostración de cuán viva está su obra y cuánto tiene aún para darle a sus lectores.

(Patricio Pron, ABC)

No hay comentarios:

Publicar un comentario