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'Por si se va la luz' (Lara Moreno). Lara Moreno, todo un hallazgo



Este libro es insólito por varios motivos. El primero es que sea de tanta calidad, tratándose de la primera novela de su autora, nacida en 1978, con poemarios y volúmenes de relatos breves en su trayectoria anterior, pero inédita como novelista. Sin embargo, es una obra que le ha salido redonda, quizá porque deja que sea el lector quien la complete.

Lara Moreno ha evitado toda salida explicativa de su trama. Ha metido al lector en un lugar perdido, de pocos personajes, ensimismados en su cerrado mundo, y se ha servido de los mimbres de un relato alegórico. Pese a las apariencias, no tiene nada de 'ruralista' ni de tremendismo realista.

El argumento es muy simple: Nadia y Martín abandonan la ciudad y se van a vivir a una pequeña aldea apartada. Allí viven otros que han hecho algo parecido antes, como Enrique, y dos viejos lugareños, Damián y Elena. La supervivencia de estos cinco personajes en un medio hostil (del mucho frío pasamos al calor extremo) se completa con la llegada de Ivana y de la niña Zhenia.
La novela no deja claras las circunstancias de la vida externa y social. Alterna la narración en tercera persona con la suministrada por los personajes y se llena de elipsis.

- Sin futuro.

Hay alusiones algo crípticas a una organización que al principio les provee de casa y, de vez en cuando, de algo de comida; lo demás se resuelve en trueques con unos gitanos que viven cerca, pero de los que tampoco se sabe mucho. También se deslizan algunas consideraciones de tipo socio-ideológico, porque estos jóvenes treintañeros, ella artista y él profesor, sienten que la vida de la ciudad les asfixiaba y les había dejado sin futuro.

Es Enrique quien proporciona libros a Nadia. Este personaje amargado parece haber llegado allí buscando una alternativa al alcohol y la droga. Pero todo esto que resumo -por así decir, lo externo- lo percibe el lector a retazos, sin que la narración haga explícitas las circunstancias y antecedentes.

Otro fenómeno que proporciona a esta novela una insólita originalidad es que nos vemos atrapados por la historia de una supervivencia de personas a las que no conocemos y de las que terminamos sin saber apenas nada. Lo que sí vamos conociendo es su lucha encarnizada por las cosas elementales. La narración termina siendo, en el fondo, una alegoría de la supervivencia por la dureza de lo que llamamos 'lo natural'.

- Límite último.

Lo natural está hecho también de mugre, de costras, de suciedad, de frío, de calor extremo. Lara Moreno ha huido de paisajes idílicos y de una supuesta vida alternativa y percibe una trama alejada del idealismo ecologista. Al contrario, trata la animalización creciente de este grupo de personajes, su contacto con el medio es muy crudo, se resuelve en unas escenas sórdidas, de rabioso y descarnado naturalismo, escrito con una enorme plasticidad de olores y sensaciones.

Pero en medio de la sordidez, conforme la luz del futuro se va apagando, emergen gestos de proximidad, entre los personajes, con escenas soberbias: las que narran cómo Nadia cuida del viejo Damián, cómo Elena y Damián se van mutuamente protegiendo, o cómo evoluciona la relación amorosa de Martín y Nadia. Se diría que Lara Moreno ha construido una historia del límite último, interesada en preguntarse por lo humano frente a lo natural en su decisiva confrontación.

Una novela radical en su sentido etimológico, porque sitúa a sus personajes en una raíz donde lo primigenio humano termina rescatándolos de la ley de la Naturaleza. Inteligente historia escrita con un estilo literario cuidado y envolvente.

(J. M. Pozuelo Yvancos, ABC)

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